“ Investigación en forma de calculo espectacular ”
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“El cine de papá ha muerto”. Así expresaban Godard y Truffaut, en Cahiers du cinema su pertenencia a la nouvelle vague. El nuevo movimiento de origen francés arremetía contra el academicismo burgués y contra los directores de la llamada tradición de la calidad, filmes fruto del esfuerzo de un equipo y que eran aclamados por público y crítica al unísono.
Faherenheit 451 es la temperatura en que arde el papel y una película dirigida por François Truffaut en 1966, pudiera llegar a ser una predicción o es una respuesta distópica al contexto histórico donde se produjo. Esta visión de futuro presente en su propuesta de ciencia ficción nos ha sido revisado en la apropiación de un nuevo film con las mismas bases y titulado igual Faherenheit 451 realizado en el 2018 y dirigido por Ramon Bahrani. Por esta razón he tomado esta película reinterpretada 52 años después de la primera adaptación cinematográfica de la novela de Ray Bradbury, Fahrenheit 451, escrita a principios de 1950 donde los libros eran depósitos de conocimientos e ideas. Todos nos preguntamos ¿a la gente todavía le interesan los libros físicos? Cada contexto en el que se realiza un film propicia que emerjan discursos si bien en la propuesta Truffaut se nos representa un futuro en la de Bahrani vivimos en ese futuro, donde los libros son digitales y en la actualidad todo parece estar “ en la nube. Antecediendo un futuro en el que ese objeto estuviera en peligro desde la primera versión, y ahora ese futuro esta entre nosotros y seguramente Ud esta leyendo esto de manera digital. La era de internet y las nuevas plataformas de las redes sociales es una amenaza potencial para el pensamiento serio lo que hacen que al ver la película de Truffaut hoy sea una piedra angular de cómo se percibió en su estreno. Es interesante como un texto emigra a ser interpretado, Bradbury mismo había reimaginado Fahrenheit 451, primero como una obra de teatro y después como un musical, cambiando varios elementos, entre ellos dejar con vida a la vecina de Montag, Clarisse McClellan (en la novela, ella muere al principio). Es interesante estas ideas de apropiación, adaptación y cita en el discurso cinematográfico y es una herramienta para poder entender las películas en su contexto histórico y fuera de él.
La novela Fahrenheit 451 se escribió poco después de que los nazis habían quemado libros y, en última instancia, seres humanos. En el mundo, tanto en Argentina como en Cuba se vivía bajo una neblina de miedo, que trajo consigo la represión política, las listas negras y la censura de la literatura y el arte. Estas ansiedades permearon la novela y la película y se siente esto desde el diseño de vestuario de los bomberos , la estructura de lso personajes evidente en sus saludos recurrentes a la manera en que se saludaban los nazis. en la película se criticaba de forma inteligente las sociedades totalitarias que intentan anular la personalidad del ciudadano manteniéndole en la ignorancia, condición proclive a establecer el pensamiento único, la homogeneización de valores superficiales, y la fácil manipulación. Vemos desde el comienzo de la película influencias de la vanguardia, con una secuencia de planos de antenas de la ultima tecnologia de época la televisión. Televisión que puso en crisis las producciones, desde su estética y su economía. Ese movimiento televisivo que se opuso a la revolución industrial y destruyó las formulas clásicas de la industria de Hollywood. La invasión de varias televisiones en blanco y negro de siete pulgadas en los hogares de las personas y su poder de dominación de las masas es un recurso visibles en la posibilidad de interpretar desde un discurso metafóricamente su uso el que provoca alteraciones en de ansiedad.
¿ En esta era digital cuál seria la manera de quemar un texto electrónico, que no solo se lee sino se escucha ? En el film de Truffaut , creo una abstracción de un mundo donde la 4 gente se entretenía día y noche mirando los muros digitales de sus hogares ( como lo que pasa en el 2020 con internet y Netflix y las redes sociales presentada como interrogante en la adaptación del 2018). Interactuaban con sus amigos a través de esas pantallas, escuchándolos a través de “radios auriculares” —la versión de Bradbury de los AirPods inalámbricos de Apple— insertados en sus oídos. Me llamo la atención como se muestra cuando Montag llega a su casa y siempre tiene un Papel que remite a lo que recordaríamos como el un periódico el medio donde se emiten noticias, pero en vez de esto observamos al acostarse que en el lugar de las noticas son Historietas. Otra vez nos están hablando de la sociedad del espectáculo. En el pensamiento filosófico escrito el el 1967 de Guy Debord sobre el espectáculo , afirma que el mismo es la eliminación de los límites entre el yo y el mundo mediante el aplastamiento del yo asediado por la presenciaausencia del mundo es igualmente la eliminación de los límites entre lo verdadero y lo falso mediante el reflujo de toda verdad vivida bajo la presencia real de la falsedad que asegura la organización de la apariencia . Cuanto más erosionamos la lengua, más 5 erosionamos nuestro pensamiento complejo y somos más fáciles de controlar. Montag temía la pérdida de la memoria y quería saber que paso antes de sus recuerdos. Hoy hemos decidido que Google y nuestras cuentas en redes sociales sean los guardianes de nuestras emociones, sueños y hechos.
No existen películas nuevas, todo el cine contemporaneo es una readaptación y una actualización de los clásicos cinematográficos que readaptaron novelas, novelas que readaptaron vidas, todo es un remix. A medida que las empresas tecnológicas consoliden su poder, imaginen lo fácil que será rescribir la entrada de Wikipedia de Benjamin Franklin para que concuerde con lo que los bomberos de Truffaut aprendieron sobre la historia del departamento de bomberos: “Establecidos en 1790 para quemar los libros de influencia inglesa de las colonias. Primer bombero: Benjamin Franklin”. De esta forma, Bradbury predijo el ascenso de los “hechos alternativos” y la era de la “posverdad”. Hoy día a medida que el mundo virtual se vuelve más dominante, tener libros se vuelve un acto de rebelión. Cuando estamos en posesión de un libro impreso, nadie puede rastrearlo, alterarlo ni hackearlo. Cuando pienso hoy Faherenheit 451 me pregunto : ¿Cómo podrían evitar que una persona que se esconde en el sótano de sus padres con una computadora portátil hackee miles de millones de años de la historia, la literatura y la cultura colectiva de la humanidad, y luego la reescriba en su totalidad… o solo haga clic en borrar? ¿Quién se daría cuenta? Si la televisión puso en crisis a la industria de Hollywood imagínese lo que pasa hoy en relación al cine digital y las nuevas tecnologías en el nuevo reto de censura a la libertad de pensamiento propuesto en la versión hecha por Ramon Bahrani con actualización de la propuesta de François Truffaut.
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